miércoles, 2 de marzo de 2016

Tláhuac, reflexión de lo amargo

Tláhuac, reflexión de lo amargo. Autor David Gómez Salas

Recuerdo que hace unos meses escribí un artículo denominado “Justicia por cuenta propia”. Pues ahora deseo ampliar la reflexión, después de los linchamientos en San Juan Ixtayopan Tláhuac, Distrito Federal.
Las imágenes que se presentaron en la televisión fueron impactantes, produjeron en los televidentes indignación y profunda tristeza, al ver a seres humanos golpeando cruelmente a otros seres humanos. Fue terrible ver gente actuando sin misericordia, desalmada, transformada en demonios.
Dos días después de los lamentables hechos, escuché en un noticiero radiofónico del Distrito Federal a algunos vecinos de San Juan Ixtayopan, quejarse de la presencia de policías en ese poblado, decían que ellos querían vivir en paz y “olvidar” lo sucedido.
Creo que es imposible “olvidar” hechos tan crueles y además creo que necesitamos reflexionar sobre la conducta mostrada por una parte de nuestra sociedad mexicana, que suponía civilizada.
Deseamos conocer que podemos hacer para disminuir las posibilidades de que hechos delictivos, como este linchamiento, se repitan.
¿ En que hemos fallado como sociedad?
¿ Porque algunos mexicanos, llegaron a ser linchadores?
De poca utilidad resultan las reacciones oficiales de los gobiernos: Federal y del Distrito Federal, que intentan culparse mutuamente por no haber actuado oportunamente e impedido la muerte de los agentes de la policía (dos agentes muertos y uno gravemente lastimado que permanece en el hospital).
Será necesario reestructurar nuestros cuerpos policíacos para que a corto plazo disminuya la corrupción y se incremente la capacidad de respuesta ante hechos delictivos.
De gran utilidad será que la sociedad civil impulse la cultura de la NO-VIOLENCIA. El ciudadano no puede intentar hacer justicia por cuenta propia, debe acudir a las autoridades judiciales para resolver los conflictos de carácter civil, comercial y penal.
Cada individuo decide que hacer con su vida: Ser una persona de bien o un delincuente. Las personas pueden estudiar, desarrollar un talento artístico, practicar un deporte, ser productivo económicamente, amar al prójimo, ser auténtico ó… delinquir, tener una adicción, engañar a sus padres e hijos, ser farsante y hasta quitarse la vida.
Lo que decidamos ser individualmente, definirá el tipo de sociedad que conformamos, nuestra conducta y acciones individuales nos definen colectivamente, ¿Cómo somos la mayoría de los mexicanos: honrados o transas, violentos o pacíficos, auténticos o farsantes…?
Algunos escritores señalan que existen enfermedades colectivas que afectan a una parte de la sociedad, y que son padecimientos similares a las enfermedades infecciosas, en que los individuos enfermos la transmiten y contagian a individuos sanos. Así explican el comportamiento de las turbas enardecidas, que pierden la razón y tienen conductas enfermizas colectivas.
Suponiendo que existan enfermedades colectivas o enfermedades sociales, y que lo que pasó en Tláhuac muestre que la sociedad mexicana padece alguna enfermedad, entonces me pregunto ¿Porqué nos enfermamos? Y además, si cada uno de nosotros es una célula del tejido social ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos?

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